MIRENA

Endoceptivo

(LEVONORGESTREL)

Other hormonal contraceptives, systemic (G3A9)

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ADMINISTRACIÓN Y POSOLOGÍA
COMPOSICIÓN
CONTRAINDICACIONES
EFECTOS ADVERSOS
EMBARAZO Y LACTANCIA
INDICACIONES
INTERACCIONES
PRECAUCIONES Y ADVERTENCIAS
PRESENTACIÓN

Posología: Mirena® se inserta en la cavidad uterina y tiene una duración efectiva de 5 años.

La tasa de liberación en vivo de levonorgestrel es de aproximadamente 20 µg/24 horas inicialmente y se reduce a aproximadamente 11 µg/24 horas después de 5 años. La tasa de liberación promedio de levonorgestrel es de aproximadamente 14 µg/ 24 horas durante los primeros cinco años. En mujeres bajo terapia de reemplazo hormonal, Mirena puede usarse en combinación con preparados estrogénicos orales o transdérmicos sin progestágeno.


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Composición: Principio activo: levonorgestrel 52 mg. La tasa inicial de liberación es de 20 microgramos / 24 horas.


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Contraindicaciones: Embarazo o sospecha del mismo; enfermedad inflamatoria pélvica actual o recurrente; infección del trato genital inferior; endometritis postparto; aborto infectado en los últimos tres meses; cervicitis; displasia cervical; neoplasia uterina o cervical; hemorragia uterina anormal no diagnosticada; anomalía uterina congénita o adquirida incluyendo miomas si distorsionan la cavidad del útero; estados asociados a un aumento de la susceptibilidad a las infecciones: enfermedad hepática aguda o tumor hepático; hipersensibilidad a los constituyentes del preparado.


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Efectos secundarios: Los efectos secundarios son más comunes durante los meses siguientes a la inserción y disminuyen durante el uso prolongado.

Además de los efectos secundarios que se enumeran en la sección “Observaciones”, se han comunicado los siguientes efectos secundarios en usuarias de Mirena®, aunque no siempre se pudo confirmar una relación causal con Mirena®.

Los efectos secundarios muy frecuentes (los cuales se presentan en más de un 10% de las usuarias) incluyen cambios en el sangrado y quistes benignos de ovario. Todas las usuarias de Mirena® experimentan diferentes cambios en el sangrado (sangrado frecuente, prolongado o intenso, manchado (spotting), oligomenorrea, amenorrea). Los efectos secundarios frecuentes ( > 1/100, < 1/10) incluyen edema (periférico o abdominal), aumento de peso, ánimo deprimido, nerviosismo, cambios de ánimo, cefalea, dolor abdominal, dolor pélvico, náuseas, acné, dolor dorsal, dismenorrea, flujo vaginal, cervicitis, tensión mamaria, mastalgia y la expulsión del endoceptivo . Son efectos secundarios poco frecuentes ( > 1/1.000, < 1/100) las infecciones generales, hirsutismo, pérdida de pelo y prurito. Efectos raros (< 1/ 1.000), los constituyen la disminución de la libido, migraña, distensión abdominal, rash, urticaria, eczema y la perforación uterina.


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Embarazo y lactancia: Mirena® no debe usarse durante el embarazo o sospecha del mismo. En caso de embarazo durante el uso de Mirena®, se recomienda extraer el endoceptivo, puesto que cualquier anticonceptivo intrauterino que se deje in situ puede aumentar el riesgo de aborto y parto prematuro. La extracción de Mirena® o sondeo del útero puede provocar un aborto espontáneo. Si el endoceptivo no puede extraerse, se le debe informar a la mujer sobre los riesgos y posibles consecuencias para el neonato de un parto prematuro. Estos embarazos deben ser estrechamente controlados. Se debe excluir la posibilidad de un embarazo ectópico.

Se debe instruir a la paciente para que comunique todos los síntomas que puedan sugerir complicaciones en el embarazo, como por ejemplo cólicos abdominales con fiebre.

Debido a la administración intrauterina y a la exposición local a la hormona, la teratogenicidad no se puede excluir por completo (especialmente virilización).

Se ha detectado levonorgestrel en la leche materna, pero no es probable que exista un riesgo para el niño con la dosis liberada por Mirena® cuando se encuentra insertado en la cavidad uterina.

Parece que no hay efectos nocivos sobre el crecimiento o desarrollo del recién nacido cuando se comienza a usar un método anticonceptivo con solo progestágeno seis semanas postparto.

Los métodos con solo progestágeno no parecen afectar la cantidad ni la calidad de la leche materna.


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Indicaciones: Anticoncepción; menorragia idiopática; prevención de hiperplasia de endometrio durante la terapia de reemplazo estrogénica.


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Interacciones: El metabolismo de los progestágenos puede verse aumentado por el uso concomitante de sustancias que se sabe inducen enzimas metabolizantes de los medicamentos, específicamente enzimas del citocromo P450, tales como los agentes anticonvulsivantes ( p.ej., fenobarbital, fenitoína, carbamazepina) y agentes anti-infecciosos ( p.ej., rifampicina, rifabutina, nevirapina, efavirenz). Se desconoce la influencia de estos fármacos sobre la eficacia anticonceptiva de Mirena®, pero no se cree que pueda tener mayor importancia puesto que los mecanismos de acción anticonceptiva son principalmente locales.


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Observaciones: En caso de que las siguientes condiciones existan o se presenten por primera vez, Mirena® puede ser usado con precaución después de la consulta con el especialista o debe considerarse la extracción del endoceptivo:

Migraña, migraña focal con pérdida asimétrica de la visión u otros síntomas indicadores de isquemia cerebral transitoria; cefalea excepcionalmente severa; ictericia; aumento marcado de la presión arterial; neoplasia hormonodependiente sospechada o confirmada incluyendo cáncer de mama; enfermedad arterial severa como por ej. enfermedad cerebrovascular o infarto del miocardio.

Mirena® puede usarse con precaución en mujeres con enfermedad cardiaca congénita o valvulopatía con riesgo de endocarditis infecciosa.

A estas pacientes se les debería administrar profilácticamente un antibiótico al insertar o extraer el endoceptivo.

Dosis bajas de levonorgestrel pueden afectar la tolerancia a la glucosa y en las usuarias diabéticas se debe monitorizar la concentración de glucosa en la sangre.

Las hemorragias irregulares pueden enmascarar algunos síntomas y signos de pólipos endometriales ó cáncer de endometrio, y en estos casos se deben considerar medidas diagnósticas.

Mirena® no es el método de primera elección para mujeres jóvenes nulíparas, ni tampoco para mujeres posmenopáusicas con atrofia uterina avanzada.

Antes de realizar la inserción, se debe informar a la paciente sobre la eficacia, riesgos y efectos secundarios de Mirena®.

Se debe realizar un examen físico, incluyendo examen pélvico, de las mamas y citología cervical. Debe descartarse la existencia de embarazo y enfermedades de transmisión sexual; las infecciones genitales deben ser previamente exitosamente tratadas. Además debe determinarse la posición del útero y el tamaño de la cavidad uterina. Es importante que el endoceptivo Mirena® quede colocado en el fondo uterino para así poder asegurar una exposición uniforme del endometrio al progestágeno, prevenir una expulsión y maximizar la eficacia. Por consiguiente, se deben observar estrictamente las instrucciones de inserción. La paciente debe ser reexaminada 4 a 12 semanas después de la inserción y posteriormente una vez al año o más a menudo si su condición clínica lo requiere.

En mujeres de edad fértil, Mirena® debe insertarse en la cavidad uterina dentro de los siete días siguientes al inicio de la menstruación. Mirena® puede reemplazarse por un endoceptivo nuevo en cualquier momento del ciclo. También puede insertarse inmediatamente después de un aborto del primer trimestre. Las inserciones postparto deberían posponerse hasta 6 semanas después del parto. Mirena® no se adecua para ser usado como anticonceptivo postcoital.

Cuando se usa para proteger el endometrio durante la terapia de reemplazo estrogénica, Mirena® puede insertarse en cualquier momento en una mujer amenorreica, o durante los últimos días de la menstruación o hemorragia por deprivación.

Puesto que las hemorragias irregulares/manchado son comunes durante los primeros meses de tratamiento, antes de insertar Mirena® debe excluirse la posibilidad de patología endometrial. Si la mujer continúa usando el endoceptivo Mirena®, insertado previamente como método anticonceptivo, debe excluirse la posibilidad de una patología endometrial en caso de que ocurran trastornos hemorrágicos tras el inicio de la terapia de reemplazo estrogénica.

Se deben tomar las medidas diagnósticas apropiadas en caso de que durante un tratamiento prolongado se presenten hemorragias irregulares.

Mirena® se extrae tirando suavemente de los hilos con una pinza. Si no pueden verse los hilos y el endoceptivo está en la cavidad uterina, se puede extraer utilizando una pinza angosta, lo que puede requerir de una dilatación del canal cervical.

El endoceptivo debe extraerse después de 5 años de uso. Si la usuaria desea continuar usando el mismo método, se le puede insertar inmediatamente un nuevo endoceptivo.

En las mujeres en edad fértil que no deseen quedar embarazadas, Mirena® debe extraerse durante la menstruación, siempre y cuando exista un ciclo menstrual. Si el endoceptivo se extrae en la mitad del ciclo y la mujer ha tenido relaciones sexuales durante la semana anterior, corre riesgo de embarazo a menos que se inserte un nuevo endoceptivo inmediatamente después de la extracción.

La inserción y extracción de Mirena® pueden estar asociadas con algo de dolor y hemorragia. El procedimiento puede producir desvanecimiento como reacción vaso-vagal o una convulsión en pacientes epilépticas.

En aproximadamente un 20% de las usuarias en edad fértil se ha observado el desarrollo gradual de oligomenorrea y/o amenorrea. Se debe considerar la posibilidad de un embarazo si no se presenta menstruación dentro de las 6 semanas siguientes al inicio de la menstruación anterior.

Cuando Mirena® se usa en combinación con terapia continua de sustitución estrogénica, en la mayoría de las mujeres se desarrolla gradualmente un patrón de ausencia de hemorragia durante el primer año.

Uno de los factores conocidos de riesgo de enfermedad pélvica inflamatoria es la promiscuidad sexual (múltiples parejas sexuales). La infección pélvica puede tener serias consecuencias y puede afectar la fertilidad y aumentar el riesgo de embarazo ectópico.

Mirena® debe ser extraído si la usuaria padece de endometritis o infecciones pélvicas recurrentes, o si una infección aguda es severa y no responde al tratamiento en el curso de algunos días.

Los síntomas de expulsión completa o parcial de cualquier DIU incluyen hemorragia o dolor. Sin embargo, es posible que el endoceptivo sea expulsado de la cavidad uterina sin que la mujer lo advierta. La expulsión parcial puede disminuir la efectividad de Mirena®. Dado que Mirena® disminuye el flujo de la hemorragia menstrual, un aumento de éste puede ser signo de expulsión.

En caso de desplazamiento, Mirena® debe extraerse a la brevedad posible; al mismo tiempo puede insertarse un endoceptivo nuevo.

La paciente debe ser instruida sobre la forma como controlar los hilos del endoceptivo Mirena®.

En raras ocasiones un anticonceptivo intrauterino perfora o penetra el cuerpo uterino o el cérvix, con mayor frecuencia durante la inserción. En estos casos, el endoceptivo debe extraerse.

La mujer con historia previa de embarazo ectópico, cirugía tubárica ó infección pélvica tiene un riesgo mayor de embarazo ectópico. Se debe considerar la posibilidad de un embarazo ectópico en el caso de dolor pélvico, especialmente en combinación con ausencia de menstruación, o si una mujer amenorreica comienza a sangrar. La tasa de embarazo ectópico en las usuarias de Mirena® ha sido 0.06 x 100 mujeres/año.

Si en las visitas de seguimiento no se pueden detectar en el cérvix los hilos de extracción, debe excluirse la posibilidad de un embarazo.

Es posible que los hilos se hayan desplazado hacia el interior del útero o del canal cervical y que reaparezcan durante la siguiente menstruación. Si se ha confirmado la ausencia de embarazo, los hilos pueden localizarse, por lo general, sondeando suavemente con un instrumento adecuado. Si no se pueden encontrar, es posible que el endoceptivo haya sido expulsado.

El endoceptivo Mirena® puede localizarse mediante ultrasonido para demostrar su correcta posición. En caso de que no se disponga de ecografía, Mirena® puede localizarse mediante radiografía.

Puesto que el efecto anticonceptivo de Mirena® es principalmente local, generalmente se presentan ciclos ovulatorios con ruptura folicular en mujeres en edad fértil.

Algunas veces la atresia folicular esta retrasada y la foliculogénesis continúa. En aproximadamente un 12% de las usuarias de Mirena® se han diagnosticado folículos de tamaño incrementado.

Por lo general, estos folículos son asintomáticos, aun cuando algunos pueden ir acompañados de dolor pélvico o dispareunia.

En la mayoría de los casos estos folículos desaparecen espontáneamente durante 2 a 3 meses de observación. Si este no fuese el caso, se recomienda continuar con la monitorización ultrasónica y considerar otras medidas diagnósticas ó terapéuticas. Muy rara vez se requiere intervención quirúrgica.

No se han observado efectos sobre la capacidad de conducir vehículos y utilizar maquinaria.


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Presentación: Mirena® Caja con: 1 endoceptivo y un endoceptor estériles. (Reg. San. No: DM-0059-03-01)

Bayer HealthCare

Para mayor información, comuníquese con la Dirección Médica de Bayer S.A. Av. 12 de Octubre N24-593 y Fco. Salazar, piso 12 Quito-Ecuador. Telf: (593) 2 397 5303 / 1800 2 293-772


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